EL MURO

El sonido de una lata de Coca-Cola al destaparse (psst); el hipnótico sonido de un ventilador en funcionamiento; el sonido de las teclas del teclado de la compu al contacto con los dedos; la tediosa tarea de capturar cantidades una hoja de Excel. Pasos de personas que van y vienen, fuertes y ligeros. Rostros preocupados, otros ocupados.
Personas caminan como zombis, otras sentadas frente a monitores de computadora, una fila interminable de autómatas, esperando que se cumplan las ocho horas que dura la jornada laboral. Al regresar a la calle, el mismo sentimiento, sólo con un escenario distinto, la noche cae, las luces de las largas filas de autos se ven a lo lejos, los microbuseros tratando de pasar encima de los demás, incluyendo las personas. Mentadas de madre y música grupera, es lo que ambienta.
Al final de la jornada, tal vez somos “libres”, así como se ven las cosas, existe un muro… invisible, barrera en sí. Pero, ¿qué habrá sido vivir dentro de una barrera, dentro del “muro de la vergüenza”?, bueno que si tenemos un muro en la frontera con los gringos, guardando sus debidas proporciones.
La verdad sólo me puedo imaginar como fue eso. El pasado 9 de Noviembre, se conmemoro el 20 aniversario de la caída del muro de Berlín. Unas 100 mil personas abarrotaban este lunes las calles de Berlín para brindar, este hacho fue el que selló el final de la Guerra Fría y permitió la reunificación de Alemania y de Europa.
Frente a la Puerta de Brandeburgo el festejo comenzó con un emotivo concierto de la orquesta de la Ópera Estatal de Berlín bajo la batuta de su director, el argentino-israelí Daniel Barenboim. Por otra parte, el tenor español Plácido Domingo entonó el "Berliner Luft" (Aire berlinés), una marcha popular de Paul Lincke.
Los discursos no se hicieron esperar, frases como: "Los hombres y las mujeres que lucharon contra el Muro de Berlín tenían un sueño para Europa", "Ese muro dividió toda Europa", "los berlineses, que verdaderamente derribaron el Muro de la vergüenza", "Su caída llevó al reencuentro de familias, acabó con el telón de acero y las fronteras y puso fin a la época de las confrontaciones", "el trabajo por la libertad no puede acabar nunca".
Todas y cada una de las frases arriba mencionadas, igual quedan ahí. Estas fueron pronunciadas por “prominentes “políticos de todo el mundo. En realidad, no tenemos ni idea de lo que se vivió en aquel entonces.
De este lado del charco, sólo escuchamos la palabra Perestroika, pero sólo como una marca de zapatos, de aquella marca que ya no existe llamada: Canada.
Muchas personas murieron en el intento de superar la dura vigilancia de los guardias fronterizos de la RDA (República Democrática Alemana) cuando se dirigían al sector occidental. El número exacto de víctimas está sujeto a disputas y no se conoce con seguridad. La Fiscalía de Berlín considera que el saldo total es de 270 personas, incluyendo 33 que fallecieron como consecuencia de la detonación de minas. Por su parte el Centro de Estudios Históricos de Potsdam estima en 125 la cifra total de muertos en la zona del muro.
Raro que haya este tipo de declaraciones oficiales, nunca se pondrán de acuerdo, no es conveniente para la imagen de un país que ahora es de primer mundo.
Bueno, sólo pasa en ese primer mundo… que tal lo ocurrido acá en Tlatelolco el 2de Octubre.

Sólo quedan los muertos en cualquier conflicto y algunas historias que son contadas en la oscuridad y que nunca verán la luz o tal vez sí… pero sólo lo que convenga.